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-— pÉL Rosario De María SANTÍSIMA. 145 nos eximirá de las miserias, enfermedades y dolores á que está expuesta la humana fragilidad; pero luego experimentamos que en todas partes somos hombres formados de barro quebradizo: escuchamos dentro de nosotros mismos la respuesta de la muerte, se- gun la enérgica expresion del grande Apóstol San Pa- blo, y por mas que variemos de domicilio no mu- damos de naturaleza, y hallamos en todas las na- ciones, en todas las provincias y en todos los tiem- pos disgustados los ricos con los pobres, y á éstos blasfemando de los ricos: los inferiores quexándose amargamente de los superiores , y éstos sintiendo el peso y la carga del gobierno de los inferiores: los padres, los maridos , los parientes mal avenidos con sus parientes, sus mugeres y sus hijos; y en suma, descubrimos por nuestras mismas evidencias que el mundo no solo es un pais de tinieblas, y un cami- no sembrado de escollos y precipicios, sino tam- bien un lugar de tristes inquietudes y tormentos. Es puntualmente lo que pronunció el Espíritu Santo, quando dixo : Totus mundus in maligno positus est. En esta triste y espantosa situacion , ¿cómo po- drá un justo perseverar en su justicia, y salir un pe- cador del infelíz estado de la culpa sin la protec- cion de la Reyna de los cielos, que consiga para el uno el dón de perseverancia,y para el otro los auxilios eficaces de la gracia para enmendarla vida? Un justo rodeado de malos exemplos que por todas partes se le presentan ,acometido de invisibles pero formidables enemigos que le desean su ruina , é im- - pelido contínuamente de sus mismas pasiones hácia el mal, ¿cómo andará por. el camino recto , 6 có- mo sabrá que por el que anda no va errado? Un pecador que perdída la divina gracia, inutilizados los soberanos auxilios , imposibilitado para salir por sí mismo de su infelíz estado , desterrado del cie- TOMO I1, T