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DE LA - NATIVIDAD DE NUESTRA SEÑORA. 129 santa religion. Sí, amados mios, es tal vuestra omi- sion en este punto, que apenas hay otro que mireis con mayor indiferencia, y sobre que sea mas repre- hensible vuestra estupidez. Sabeis innumerables co- sas, que nada perderiais en ignorarlas : sabeis el en- tronque de las familias, el estado de las casas, la decadencia de las haciendas , las formalidades y eti- quetas de las visitas, los artificios, los embrollos y las astucias de éste que niega una deuda, de aquel que desconoce su firma, y del otro que oculta una escritura : sabeis el lunar de un sacerdote, el eclipse de un religioso, el desliz de una doncella, la in- fidelidad de una casada , el desórden de una viuda: sabeis éstas y otras cosas semejantes, y sabeis mur- murar de todas, unas veces torpe y descaradamente, nombrando y descubriendo los sugetos, por mas bien opinados que se hallen: otras finay delicadamente, pero de modo que se venga en conocimiento de las personas. Esto sabeis acaso no pocos de los que me oís; ¿y sabeis los misterios adorables de nuestra ré- ligion? ¡Ah! ¡quántos hay en el mundo que los ig- noran! E | ERA | No los ignoraba la Vírgen. Ella sabia muy bien que todas lassobras de Dios, aun las mas grandes y estupendas: la creacion de los cielos y la tierra, la formacion de nuestros primeros padres, el esta- blecimiento de su Iglesia, la eleccion del pueblo hebreo, y todas las maravillas que obró sobre él, todas iban dirigidasá la santificación del hombre: La determinacion de baxar Diosal mundo, de ha- cerse hombre pasible en el vientre purísimo de una Virgen por virtud del Espíritu Santo, y morir en una crtiz ignominiosa mente entre dos ladrones, todo tenia por: objeto la redención del hombre. Sabia la - Virgen que toda' esta série de obras grandes, estu- pendasy sumamente prodigiosas las iba Dios expli- TOMO 11, R

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