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e $ A TA Sermon VIL to han escrito los Santos Padres, quanto han pensa- - do las celestiales inteligencias, y quanto en todos los siglos se ha dicho y predicado de esta incompa- rable Reyna, ¿me entenderiais VOSOtrOS , ni; me entenderia yo mismo ? Si las dos únicas palabras del presente Evangelio han dado asuntoá millares de volúmenes y millones de dircursos , y ellas están todavía sin explicas , y así se estarán por, toda la eternidad , ¿no sería mas acertado venerar con un profundo silencio este misterio , que pretender ex» plicarle? Pero no siendome esto permitido, acerqué- monos reverentes á tanta luz, y enriquezcamos nues- tra ¿eyociinecon alguna pequeta. DARE, de y misma claridad. .. e Intendat mens Dunia : capi er po ¡Escucha , hombre , exclama San Anselmo, contem- pla, y admirate! Decir Madre de Dios, es decir una £riatura la pyot de, todasen el órde de los decre> tos eternos , escogida en las ideas de Dios € | das las criaturas posibles para darE vida al autor «e ella, y producir en tiempo al que el Padre en= gendra en la eternidad : predestinada antes de todos los siglos 4 una dignidad tan eminente que es en al- gua modo' infinita , teniendo por término á un Dios, | á quien mira, y á quien necesariamente encierra, siéndo ella misma el término pel último esfuerzo del poder y de la bondad divina. A no unirse á Dios hipostáticamente , dice Alberto Magno , nada puede hacer Dios ni mayor ni mas glorioso á favor de María Santísima: Magia conjuagt ¿ess nen pit mási fieret Deusí ai Decir Madre de Dios ; es decir una. criatura pro- metida desde el principio de los tiempos al hombre prevaricador para que por ella esperase su remedio y el de todos sus miserables descendientes,. como de una Madre de todos los hombres, arca de todos

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