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DE LA DEGOLLACION DE DAN JuaN. 103 monios, Te veas mas resplandeciente que el sol en- tre los Angeles del cielo. Este será el término fa- tal de tus temporales felicidades, y éste será el fin dichoso de sus momentáneas tribulaciones. Con efec- to, San Pedro Chrisólogo, hablando con Herodes, le dice estas preciosísimas palabras: “El mismo dia »que acabaste el de tu nacimiento, ha nacido Juan »para el cielo: el tuyo se acabó, y el suyo co- » menzó; porque el justo entonces comienza á vi- » vir quando muere por Cristo, pues la vida del már- » tir no se pierde con la muerte , sino que se cambia »en mejor vida. Con la muerte resplandeció mas »el que murió temporalmente. Tú viviendo mue-= »res, y Juan muriendo vive. Tú ya has dexado y » perdido aquella ropa de púrpura que traías , y »San Juan siempre está vestido de aquella estola de 3 qe ¿PERA AA A E Eiza »” sal e NE 2 e: él; 2. ) tl La y nal ca a > ER angre. Tus convidados son ahora participantes de »tus penas, y Juan está sentado á la mesa En Rey »del cielo con los coros de los Angeles. El oye e ds »de su adúltera, y de una muchacha baylarina, »ahora goza en el reyno eterno el premio de sus » virtudes; y tú sin ella has recibido en el infierno »el galardon de tu injusta sentencia. José por. huír - »de la muger adúltera dexó en sus manos la ca- »pa, y Juan por no ver la adúltera no solamen- »te dexó el vestido exterior, sino tambien su cuer- »po. José por no cometer adulterio entró gustoso »enla cárcel, y Juan por reprehender el adul- »terio trocó el yermo por la cárcel. Justamente » Juan es el mayor entre todos los nacidos de mu- »” geres, pues no solamente reprehendió el adulterio,
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