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102 Sermon VI, talicias, ú otras cosas semejantes? ¿No hubiera si- do esta una peticion mas conforme á la persona, á la ocasion y al tiempo? ¿Qué conexion tiene la . crueldad y el convite, la muerte con el bayle, la diversion con el entierro? Pero aquí conocereis la grande verdad que pronunció el Espíritu Santo, quarido nos dexó dichoen las santas Escrituras: Von est ira super iram mulieris: que así como no hay dul- zura, mansedumbre, piedad y amor como el de la muger buena, tampoco hay íra mas cruelé inhuma- na que la dela muger mala. Ya habia algun tiem- po que la perversa Herodías deseaba quitar la vi- dá al gran Bautista, porque lleno del espíritu de Dios predicaba libremente contra ella; no se la ha- bia proporcionado ocasion oportuna, y apenas aho- ra la encuentra se aprovecha de ella, estimando en mas vengarse de un inocente, que la posesion de medio reyna Efectivamente, Herodes manda de- sor de Jesucristo, por dar gusto y liviana baylarina. | Toma, Rey cruelísimo, en tus manos €sa ca- beza: sáciate con esa sangre que acabas de der- ramar, que ella será una. medicina eficacísima á la sed insaciable de tu lascivia. Mira esa lengua, que aún predica contra tí despues de muerta : mí- ra esos ojos, que mas se han cerrado por no ver tus desórdenes, que«por faltarles la vida: repara en esos oídos, y verás que los clamores de tus es- cándalos todavía resuenan en ellos: mira bien ese rostro pálido y denegrido, que será tu Juez seve- ro en el último día de los tiempos: mírale bien, y advierte que vendrán dias, vendrán años, ven- drán siglos, vendrán eternidades en que tú envuel- to entre los tizones del infiernoy rodeado de de-

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