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pe y ñ pe Los Santos EMETERIO Y CELEDONIO 43 tos ; y efectivamente con ella hiciéron muchos milagros aterráron al tirano, le diéron en rostro con la ridícula multitud de sus idolos, con la extravagancia de sus supersticiones , y la locura de su idolatría. Con ella a decer la misma , y esta es una presuntuosa te- idad ; 9 nos despedimos para siempre de poseer el cielo , y esto es una espantosa desesperacion. Ulti- mamente , los Santos tenian una caridad heróyca con la qual abrasados sus corazones diéron la vida por aquel Señor que primero dió la suya por ellos y por mos así nosotros. ¿Será acaso porque no cremos la glo- ria del martirio , aunque confesemos su excelencia? Pe= ro esto es cabalmente lo que ofrecí demostraros en la 2. SEGUNDA PARTE. E y AOSOTTrOS. Quando vengo á hablaros de la gloria del martirio no pretendo que entendais por esta palabra gloria so- lamente aquella que Dios tiene reservada para los que le temen y aman. Es verdad que inmediatamente que €l alma del santo mártir sale de su cuerpo, arrastra- Fa