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—————__—————__ e ro. PE O DE Los SanTos EMETERIO Y CELEDONIO. 35 que ni la muerte , ni la vida , mi los Angeles , ni los principados , ni criatura alguna nos podrá separar de la caridad de Dios ,que está en nuestro Señor Jesu- christo. ¿Quién 4 la hermosa luz que arrojan estos brillantes caudeleros mo percibe una fe viva , una esperanza cierta , una caridad heróyca en nuestros mártires? ¿Quién no vela fealdad de la culpa , la hermosura de la gracia , la incomprehensible felici- dad e la gloria , y todos los otros preciosos frutos de que se miran colmadas estas misticas olivas ? A la ver- dad , señores , la luz colocada sobre estos dos candele- ros nos ilustra : los frutos de quese miran colmadas stas dos frondosa “nos: múevens $3mbas'tosas ncia y la gloria de su níarti- nos evidencian la exce rio. Ved aquí en dos palabras mi asunto. Dividiré- mosle en dos partes para hacerle mas perceptible: en la primera hablaremos de la excelencia de su martirio: en la segunda dirémos algo de la gloria de su martirio, Quiera el Señor concedernos sus auxilios para que ha- dignamente de sus gloriosos mártires Emeterio y Celedonio nos animemos y resolvamos á perder la vida ántes que la divina gracia , así como ellos derra- > de > e Y: : SR ac 411ndamos ( AVE MARIA PARTE PRIMERA. ; al a. ARA | Ss y Si yo no hablase con vosotros , que os hallais ¡lus- trados con las luces de la fe , me seria verdaderamente dificil y aun casi imposible establecer la excelencia del martirio. Ciertamente no-es fácil hallar la glo- ria en la confusion , el honor en el oprobrio , y Ja alabanza en la infamia. No es fácil hacer hontos::. Es . 5