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pEL B. Fr: Lorenzo DE Brinois. 275 señores : es menester confesarlo llenos de un p : choso rubor. e 3 Está la tierra llena de desórdenes, iniquidades y pecados. Los niños apénas llegan al usp d= la razon, quando ya se miran, por el reprehensible descuido de sus padres , llenos de ideas impuras y acciónes indecen= tes. En los jóvenes parece carácter propio la incontinen= cia: torpes en sus palabras, torpes en sus gbras , y tof- pes en. sus pensamientos , arrojan de si al espíritu de Dios por entregarse á los insaciables deseos de 5: concupiscencias. Los ancianos, en unos cuerpos casi desmoronados con los años y las enfermedades , man- tienen unas pasiones vivas , por no haberlas jamas "puesto freno con la oración y mortificacion cbristiana. La oracion se desconoce , la penitencia, se aborrece, la modestia se desestima , la humildad se desprecia, y todas las demas santas virtudes se tienen en poco, 1 mi mo tiempo que la soberbia , el orguilo , la am- Bicion , la envidia y la avaricia se hacen resparsr de los mortales , y caminan como en triunfo. Fe mundo! ¡Ay del mundo , dice el Señor , donde tantos vicios $e en- cuentran , y tan pocas virtudes se practican! ¿Qué haremos pues en una situacion tan lamentable? Ego dixi.:; Nunc coepi : bec mutatio dextere Excelsí. El 1e- medio es vida nueva : el remedio es vida nueva. El re- medio es motificar las obras de la carne con las.obras del espiritu: la insaciable sed de la avaricia con el exer- cicio de la liberalidad y misericordia : las altanerías de la soberbia con la mansedumbre y hbmildad : las tentaciones del demonio con los saludables rigores de la penitencia : los lazos y peligros del mundo con la sabia precaución y el retiro. En suma , el remedio universal de nuestros males consiste en apartarnos del pecado , y seguir la virtud : en negarnos á noso- tros , llevar con paciencia la cruz de nuestros trabajos, y seguir á Jesuchristo. : —Postrémonos pues: todos delante de aquel gran ruvVE=

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