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>, Sexmon XXIL caciones aun ántes de declararla formalmente. No hay duda. La causa es justa , la intencion recta , la au- toridad legítima: todo nos justifica. Sin embargo , aun- que no hayamos dado motivo á la Francia para decla- rarnos la guerra , si se le hemos dado á Dios con nues- tras culpas para ser muestro enemigo , no tenemos de- recho á esperar en la alianza de los otros Reyes, ni á contar con la derrota de muestros enemigos. Escu- chadme , y lo vereis bien claro. Acaz Rey de Judá, despues de haber padecido una sangrientísima derrota de Faceas Rey de Israel, que le mató en un solo dia ciento y veinte mil hom- bres, como nos lo refiere la santa Escritura , bace liga con los Asirios para que le defiendan y le ven- guen de Faceas que injustamente le hacia la guerra. ¿Y qué consiguió con esta poderosa alianza? Nada de bueno, y mucho malo. Los Asirios en calidad de ami- gos robaban , saqueaban y destruian el pais de sus aliados con título de la necesaria subsistencia ; y era tanto el daño que hacian, que los enemigos mismos apénas pudieran haber hecho mas, y casi costó mas alcanzar que se retirasen unos socorros tan perjudicia- les , que habia costado el conseguir que viniesen. Fué necesario que el desgraciado AÁcaz se despojase á sí mismo, que despojuse al templo, á su Corte, y á los principales señores de su reyno, de sus mas preciosos tesoros para gratificar al Rey, 4 los oficiales Asirios y á la tropa, de quienes habia recibido tan lamentables estragos. ¿Quéos parece ? ¿No veis aquí al Rey de Judá peleando en una guerra justa contra los Israelitas? ¿No le veis aliado de un Rey poderoso qual era el. de los Asirios, y sin ,embargo no:le: habeis visto derrotado! ¿Por qué sucedió todo esto? ¡Ah! Ved con que ex- presion tan enérgica y signifcalva , mos lo dice el Es- píritu Santo en las sagradas Escrituras : porque aban- donaron al Dios de sus padres : porque aunque ellos no habian ofendido al Rey de Israel, habian ofendido á

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