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prr B Fr. LorRENSO DE BRINDA, 363 jos de sí mi divina ley quande se les intimaba mi mandado > han sacudido el yugo suave del isis es pm cs este insulto , haciéndoles sentir el sajrados: hn ] nos persuadimos ser todo culpa de la nacion france-= si , del desenfreno de sus tropas , de la crueldad e sus decretos, de la barbarie de sus leyes, y del bru- tal y escandaloso materialismo de su nueva constitu= cion! No , señores, Ellos son unos instrumentos de que Dios se vale para afligirnos. Se vale de ellos (os dire. con la misma verdad que la famosa Judith se lo de- cia á los moradores de Betulia, afligidos por el exér- cito de Holofernes ) se vale de ellos peas nuestra en- de Ántioco y de Otros a Pt ip blo: israelítico , y para que á fuerza de golpes dolo- rosos abramos los Ojos , y nos convittamos de veras al Señor. Entonces los l s arrojará de nosotros : entonces los humillará , acabará con su impiedad y con ellos , des- echando á Ciro: , ahogando en el mar Roxaá Faraony su exército , y castigando á Antioco con: una llaga in- sanable. ¿Pero quándo llegarán estos favorables «mo- mentos? ¿Qué pregunto? Digamos mas bien ¿quándo se acabarán las usuras en los contratos, las simonías mas atrevidas y escandalosas en las pretensiones de las piezas eclesiásticas , las ruinas de los caudales en los juegos de suerte , tantas veces prohibidos por las le- yes de la Iglesia y los denieros de. Ses: RADO pe. Quia verba mea mon audierunt , eb eee medm profobniót -(b) Ad emendationem es non ad ON hoc lerAa a mus Judith, c. YMM.-Y. 27.0. 01 IN ÓN Zaa p" £ as . la Ps

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