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24 SermoN ll. ro , queno pueda hacérosie: ver en Granada , en Xáti- wa , en Murcia , en «Argel, en Tunez , en Bugía, exer- citando el oficio-de Redentor en tudas ellas con inde- cible bien de aquellos cautivos christianos ! «Aquí con- suela á una muger afligida , allí socorre á un niño des- amparado : mas allá oye entre las cadenas la confesion de un anciano moribundo que entrega su espíritu á su Criador desde los brazos de un padre tan caritativo: en esta parte arranca á un pobre christiaño de las ma- nos de un bárbaro moro que cruelmente le maltrata- ba: en la otra tranquiliza y serena el ánimo de un hom- bre casi desesperado por lo insoportable de las fatigas que lepnl y en todas. rr content -ganar 4 er. pare a Dios, o qual por un mo- «mento , hombres Jibertinos y viciosos : dexaos ver por un instante quantos insultais á los órdenes. religiosos ,.y mirad á un solo frayle llevando el terror. del maho- -metismo en su semblante , la alegría de los christianos «en sus labios , la caridad de Jesuchristo en su corazon, y manifestando en todas sus obras y palabras la ley inmaculada del Señor. Miradle bien , yy enmudeced confundidos en su venerable presencia. Mas si vuestra ¿Obstinacion Os precipita á continuar en vuestras male- dicencias, tened enrendido que Nolasco callará , como ta, y OS pagar TuestrrPURMUMAAS-C00. oraciones , Que es la noble venganza que-los Santos tomaban de: Sus perseguidores. Mucha fatiga era esta para Nolasco : obra. tan grande no era para un hombre solo : pedia nuevos bra- .ZOS , y era ya tiempo de cumplir las órdenes del cie- lo: Elige tibi viros. Aparécesele la Virgen Santísima, y por su. mandado , con el consejo tambien de San Ray- mundo de Peñafort, que era confesor del Santo , y con la proteccion del Rey Don Jayme, abre.los primeros