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342 SERMON XXI. cidad de todos sus compatriotas. ¿No advertis alli en Verona un jóven de un génio dócil y vivo , de una presencia bien proporcionada y amable , y adornada de una piedad singularísima, que desnudándose de los ves- tidos del siglo , y dexando con ellos quanto el mundo podia prometerle, se viste de un sayal tosco entre los Capuchinos , y desde el mismo noviciado es ya admi- racion de los mas perfectos con una pobreza suma , con una castidad angélica , con una obediencia universal, con una humildad profunda , con una caridad heróy- ca , y con un conjunto extraordinario de virtudes? ¿No echais de ver que ese jóven apénas pasa al estudio de las artes y Sagrada teología , aparece adornado de una memoria prodigiosa , y de unos talentos sublímes , con los que sin faltar un ápice á la regular observancia mas exácta , nial estudio de aquellas materias á que le ha- bian destinado los superiores , se aplica constantemen- te á los estudios amenos y á la inteligencia de las len- guas , de tal suerte , que traducia , hablaba y predica- ba despues quando se presentáron las ocasiones en griego , hebreo, caldeo , aleman , italiano , frances, español y latin? Pues ese jóven “admirable destina- do por el cielo para grandes cosas , ese es el fray- le: ese es nuestro Beato Lorenzo. Ese mismo es quien al defender las conclusiones filosóficas , pare- cia que hablaban por su boca los Platones , los Aris- tóteles , los Sócrates , los Pitágoras. Ese es quien al hablar de la sagrada teología , se pensaria que ha- bian transmigrado á su espíritu las almas de los Agustinos , los Tomases y Buenaventuras. Ese mis-. mo es quien poseia una noticia completa del dogma y la disciplina , del derecho Canónico y Real”, “de cuyos cánones y decretos se servia con tanta oportuni- dad y exáctitud en las ocasiones que se presentaban, que parecia una biblioteca animada ,ó un hombre que te- nia presentes todos los libros en arte: ria. Mas no penseis por esto que él se lr