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320 SERMON XX. padres. En efecto , señores ( mirad que prodigio), á los seis años de su edad predicaba públicamente en la ca- tedral de Brindis con licencia de aquel llustrisimo Pre- lado , y con asistencia y admiracion de todo el pueblo, Quis , putas , puer ¿ste erit? ¿Quién pensais que será este muchacho , se preguntaban con espanto aquellas gentes? El como otro Bautista predica penitencia, y la practica en una edad solamente proporcionada para las travesuras y pueriles entretenimientos. ¿Qué será este muchacho quando llegue á hombre, si ya ayuna con tanto rigor que ni bebe vino , ni come car- ne, contentándose con pan y agua, legumbres , fru- tas y menestras ? Quis putas... ¿A qué perfeccion le- gara en algun tiempo este niño , si ya ora con tan- ta fuerza y vehemencia que le encuentran los de su ca- sa do en tierra, eno de sudor y lágrimas por la pas: intensión de piadosas meditaciones? Un muchacho que recibe á Dios sacramentado todos los Domingos , que lleno de respeto y devocion parece in- —moble en los templos , ¿qué será quando las experien» cias y los po EE sus méritos. deA sus 71 uc Quis puta. le. Jn - much; 1Ch C de . en sus tiernos años ciñe su cuerpo inocente COB áspero sili- cio, y aparta sus sentidos de aquellos bros que po- drian amancillar su candor, ¿quáles serán sus mortifi- caciones en la edad perfecta? ¿Qué será este muchacho tan prodigioso (a)? Este llegará 4 “ser grande delante de Dios , decian todos ; p la mano Omnipotente está con él. Verificáronse , efectivamente , estos iado- sos vaticinios. Grande vino á ser nuestro J ulio Cé: la presencia de Dios y de los hombres; pero yo sola- mente he pretendido eee como un jóven ino- cente que se oculta al mundo p contamina sus errores .> Por nodaa A PGS TE (a) Quis putas, puer ste eri? Etenim manus m illo. Luc.'c. 1, v. 66. 0 A «, «27A