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288 - «: SERMON XVIIL et erudivit me (a); porque pa pe. | desterraban los vanos adornos, abandonaban los entre. tenimientos peligrosos, restituian los bienes mal habi- dos , perdonaban los.agravios, y se: arrancaban hasta las raices mas profundas de los vicios. No se veia por - todas partes sino la compuncion :.no se pia Otra cosa mas freqúente que suspiros : no se miraba en los ojos de los pecadores sino lágrimas, Volvia al tálamo la: fin * delidad , entraba á reynar la paz en las familias , reco= braba ss derechos la religion, triunfaba de la disolí cion la modestia , y brillaba. en toda su hermosura la: - castidad. - Dichosos aquellos tiempos , direis Vosotros , en que ¡ las gentes lograron la felicidad de oir á un predicador tan amado de Dios, tan favorecido de Dios , y tan ri- co con los tesoros de la ciencia y sabiduría de Dios: dichosos aquellos, y desdichados nosotros que nada de esto vemos. Yo confieso , señores, ingenuaménte que. no veis confreqúeneia sobre los púlpitos unos hombres adornados de las qualidades excelentes de ún San An- tonio. Tales hombres los sscasean_los si los, y forman. Oca; entr nes 11 lios ha mani- stado en su Iglesia para bien po pi todo el -mundo. Sí amados mios, no tenemos dificultad en confesar que distamos mucho de su altísima oracion, de sus extraordinarias penitencias , de su humildad, su mansedumbre , su modestia , sui su caridad y su zelo Es indubitable que jamas hemos - merecido las tiernas delicias , los castísimos abrazos, los purísimos cariños que el Santo tenia con el dulcísimo niño: Jesus, con aquel amable Cordero de Dios que quita los pecados - del mundo. Sin embargo , debeis tener entendido que si no enmendais la vida , si no reformais las costumbres, si no arteglais vuestras operaciones á la santa ley de Dios , no servirá de Jegicima excusa en el tfibunal del A) >E A Y. 13. *
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