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DE SAN NOREERTO. 2727 suchristo me ha encargado la predicacion de su Evan- gelio , y he de:ser fiel á esta gracia hasta el último tér- mino de mi vida , á pesar de todas las contradicciones; y estoy cierto que ni la tribulacion , vi la argustia, ni la vida ,ni la muerte me podrán separar de la caridad de Dios que está en Jesuchristo Señor nuestro. Verdad es ue Norberto no rindió su vida á los filos de la espada como Pablo , no terminó sus dias con el derramamien- to de su sangre , pero sí con la efusión de sus deseos, y si realmente no espiró entre los tormentos , no fue por- que le faltase el ánimo para el martirio, sino. porque Dios dispuso otra cosa en los decretos: de: su adorable Providencia quando intentáron- matarle, "Efectivamen= te, señores , un juéves Santo , (¡se horroriza el labio al pronunciarlo ' un juéves Santo , (¡el corazon palpita al proferirlo!) un juéves Santo al “fin , hallándose el san- to ps oir de suscer ego en su oratorio, tir Feira ei destnbti adores , con la reduccion árla fe de tantos hereges, con la paz ; de tantas familias enemistadas.,:con' la. fun- dacion de una órden tan santa, con dec anucbegumbre de sus irreprehensibles hijos , y com virtudes tan heróycas.. dl Sambrdas maldad horrenda que venia á cometer aquel cruel asesino , y le dixo con entereza : Detente hombre , no prosigas; y mandando á un page de cámara que le registrase, le hallaron escondido el puñal, y el reo lleno de con- fusion y espanto confesó llanamente su delito y los cómplices de tan horrenda maldad. Por tres veces «intentáron aquellos hombres, mas fieras que los tigres, darla muerte á su Prelado, y el 1 (a) Nec facio animam meam pretosiorem quam me, dummodo con- summer cursum meum, et ministerium verbi quod «aecipi á: Domino Jesu, testificari evongelium gratie Dei. Act. Apose..C. XX. Y. 24» ”

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