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DE SAN NORBERTO. 275 pode:San Norberto, y en nuestros tristes dias? Y bien, amados mios, esta formidable diferencia ¿en qué consis- te? ¿Quereis saberlo? Pues lo diré. ¿Pero esteis prepara- dos para oirlo de buena fe, y convertirlo en provecho de vuestras almas, clamando todos al cielo por reme- dio? Si es así , voy á decirlo. Esta espantosa diferencia que vemos en el siglo pesones: proviene: ¡señores » Por un terrible juicio de Dic : por culpa de los reli por castigo de los seglares. Pensadlo bien: cons nsiderad- lo con seriedad , sin querer adularnos á HOSotor mis- mos. Perera ni me engaño ni os engaño. Pero ya es tie lempo de dar la añitimá:páñociada ete) | | Patriarca Norberto. Le hemos visto has- do la sas: comisión que recibió del e qe ur eno con sus virtudes y sus exmplós, como un sace regule como PODIO , COMO Unmo ca | ] id , sn a y A pesar de 1 12 repugna o ca piro dignidades eclesiásticas ,, es colocado por dis- posicion divina en la silla arzobispal de Magdcburgo, en la que dexó tan heróycos exemplos degiden que lar , de los E | mundo durare. Parecia , señores , EyeIRE Ea adoMs Naciancenos , los Basilios , los Ciprianos, ó “algun otro de aquellos eminentes Prelados que vió la Iglesia en los primeros siglos. Su vestido pobre , su me- sa frugal, sus muebles humildes, y su pequeña “familia, le proporcionaban grandes ahorros de sus rentas para socorrer con larga mano á los necesitados. Su predica- cion “continua , , Su oracion fervorosa, su aplicacion al onario, su atencion al despacho de los negocios de su diócesis , le ponian en estado de procurar eficaz- mente con Psbras y pia la. refos ma de $us dio- cesanos. - A A ¿17 AA Su vigilancia sobte su eneribló cleto, sus freqiien- Mm 2

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