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216 pa SERMON XIV, ; pos de sus flores E de sus frutos y animales. Las mú- sicas , los juegos, las galas, las visitas , los bayles , las comedias, todo concurre á formar el "idolo brillante del placer, que logra casi tantos adoradores- como individuos tiene el universo. Dias. tristes y melancó!i- cos les parecen 4 los hombres quantos mo se em- plean en la satisfaccion de los sentidos; y solo aquel se tiene por dichoso que no sabe lo que es padecer, y no ha experimentado la tribulacion. Bien pudieran conocer su error , si atendieran á que al paso que los sentidos lo- gran saciarse con estas exterioridades , padecen los corazones mil sustos, temores y sobresaltos ; porque no son los deleytes del sentido los que constituyen la felicidad de y alma , ántes ella se lamenta viéndose sentenciad pr grados de tormento quan- tos Aya patal sentidos de placer y de deleyte. Bien pudieran pora, los del mundo que el camino de la verdadera felicidad es el camino de la cruz , y que no es bio á la criatura racio- es: re > | Sion ales un modelo de la maseee Paaustera peni- tencia. No solo no constituyó su felicidad en los de- leytes y regalo de los sentidos , sino que les hizo una guerra tan viva y permanente que duró hasta el últi- mo aliento de su vida. Aquel empezó á martirizar su inocente cuerpo en sus prime- ros años perseveráron sin intermision hasta su mayor ancianidad. Su vestido en el siglo :servía mas para cu- brir su desnudez que para abrigar su cuerpo. Su hábi- to en la religion era el mas áspero, mas viejo y cor- to: su comida el ayuno , su cama unas toscas y des- nudas tablas , su sueño las vigilias , y su descanso las - fatigas : sus ojos y oidos se hallaban siempre cerra- dos á todo lo temporal : sus pies descalzos entera- mente para correr mas ligero por la mortificacion : su . santos rigores con que.

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