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DE SAN Fenix DE CANTALICIO. 211 tufal figura de los hombres. Nada de esto se ve en vós, y así nada á la verdad pareceis á los ojos del mundo; pero á los ojos de la fe, !ó gran Dios, y lo que sois! Sois un Dios eterno, infinito , inmenso , santo , soberano: sois el principio , el origen, la causa de todas las criaturas : una palabra vuestra es suficiente para criar los cielos y la tierra , una mirada vuestra hace estre- mecer las columnas del firmamento: un movimien- to de vuestro omnipotente brazo trastorna los funda- mentos de la tierra, muda los imperios, acaba con los reynos , derriba los exércitos, sumerge las armadas, y aniquila la fuerza y sabiduría de los hombres. ¡O Se- | ñor, verdaderamente sois el todo á los ojos de la fe! Con- - Ccededme, Dios mio , vuestra gracia para que proponga | debidamente vuestra “palabra á mis oyentes: conceded- lo así , Señor por la intercesion de vuestra purísima Ma- dre, á quien devotos saludamos diciendo cun el for! Pra : e | AVE MAR > E esA IMERA PARTE. Todas las cosas que acá en el mundo nos parecen envidiables : todos los encantos que nos hacen per- der de vista los bienes eternos : todos los objetos que engañan al entendimiento, que usurpan los respetos del “corazon , y constituyen el todo de la felicidad humana, son , cbristianos mios muy amados, el resplandor del je nacimiento , la estimacion que nos adquieren las cien- cias y los talentos , el regalo que se sigue á los deley- tes, y. finalmente. la opulencia que acompaña á las | grandezas y dignidades.. Estas son las ocultas causas j que hacen mover y obrará los hijos de Adan. A esto aspiran sus proyectos, sus movimientos , sus deseos y sus esperanzas. Un hombre adornado de estas apa- _ rentes prendas es el todo á los cjos del mundo: un hombre que carece de eS la nada á la vista de 2