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166 Sermon XL despacha zelosos misioneros á todas las Iglesias afii- gidas ; y expende .el patrimonio de San Pedro en socor- rer á los Príncipes, y en ayudarlos á reprimir los ene= - de amigos de la religion y del estado. ¿Cómo era posible que dexára Dios de favorecer 4 las ideas de un hom- bre tan justificado ? Por eso ve en sus dias con ind.- cible consuelo de su alma al Milanesado , á la Lombar- día , á la Baltelina , al condado de Chabanss lim- pios ¿del veneno de la heregía , que tanto había cundi- do en ellos. Por eso ve que Cárlos 1X. Rey de Francia confiesa debérsele al santo Pontífice “las dos famo- sas victorías que consiguió de dos hugonotes en la jornada de Jarnae. Por eso ve en sus manos con rego- cijo de «su espíritu los estandartes que el mismo Rey Carlos le envió despues- de la batalla de Moncontour. Por eso finalmente ve que el Duque de Alva con- fiesa deberse 4 su zelo y á su inmensa é inagotable caridgd la conservacion de Flandes , y la permanen- cia de la fe en Alemania, ¡ Bendito seais Dios mio, que así: sabeis hacer efica- ces los deseos de los hombres quando son conformes á los eternos decretos de vuestra adorable Magestad! 3 Quién no bendecirá los amorosos cuidados de vuestra Providencia , al ver que si permitis tantos males en la Iglesia la proporcionais tambien auxilios oportu- nos? ¿Y nosotros , amados mios , serémos de la clase de aquellos malos hijos á quienes esta piadosa madre abriga en su seno para que se cornijan ,.Óó para que exerciten á los buenos? Yo confieso que no negamos con el entendimiento ni con las palabras las verda- des de la fe; ¿pero de qué nos «servirá esta fe esté=- - ril , si contradecimos la divina ley con la voluntad y con las obras? ¿Podrá por wentura salvarnos la creencia de los artículos., quando atrevidamente que- DeSntsmos los divinos mandamientos (a)? ¿De qué La) Qui- proderis frasres mei, si fidem quis dicat se haberel PP. 7d fides saivare sum ? Jacobi , c+ tl. Y. 14».

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