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164 SERMON XI. Cantalicios , los Beltranes , los Neris , los Borromeos. y Válgame Dios qué gloria para aquel siglo ver las Te- resas de Jesus , los Pedros de Alcántara , los Juanes de la Cruz, los Borjas , los Gonzagas , los Mogrovejos y otros Santos y Santas que le ilustran! ¡ Dichoso siglo aquel, y no sé si diga infeliz y desdichado siglo el nuestro en que tan pocos exemplares se ven de tan heróyca santidad ! Pocos he dicho , con advertencia; porque es forzoso confesar en obsequio de la verdad que tenemos algunos. Sí , señores , la mano de Dios no está abreviada : la comunion de los Santos existirá en todos los tiempos , y á pesar de la corrupcion de nues- tros dias se encuentran en ellos doncellas puras que forman la porcion mas preciosa de la Iglesia : casadas fieles 4 Dios y á sus maridos : viudas continentes , y christianos irreprehensibles en todos los estados. Ver- dades que son pocos los que siguen á Dios en espíritu y verdad, y respecto á la multitud desordenada po- demos muy bien repetir aquellas palabras del Evan- gelio: Sed bi qui sunt inter tantos? ¿qué son estas al- mas fieles respecto á la muchedumbre que sigue el ca- mino: ancho de la corrupcion y el desórden ? Pero sea notorio á todos , que si todos no somos santos , no esporque Dios no lo desea : no es porque no nos da los auxilios necesarios para serlo: no es porque no ma- nifiesta expresa y claramente su voluntad de que seal mos santos: Sancti estote, quoniam ego sanctus sum Do- minus Deus vester , sino porque nosetros no nos resol- vemos eficazmente á seguir la santidad : porque nos dexamos llevar del desórden de las pasiones , y no con- tradecimosá nuestros viciosos apetitos. Opongámonos á ellos vigorosameute como San Pio V. á los hereges, y lograremos humillarlos como el Santo los humilló: De hecho , amados mios, Ja heregía de Lutero y de Calvino , cubierta con la máscara de una pretendi- da reforma , cundía asombrosamente en todas partes: animada , orgullosa y atrevida con la rapidez. de sus