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6 Seruow., XI. palabras tenian toda la fuerza , toda la gracia , toda la uncion posibles para pei. para mover , para ga- nar almas para a Jamas hombre alguno pasó por mas diferentes grados en la Iglesia , Y acaso ninguno otro llenó mas, ALA todas sus obligaciones. No debemos pues , pb al oir que Dios le ha- bia elegido para desterrar la relaxacion de los chtis- tianos tibios , para confundir la astucia de los hereges protervos , y para aterrar el orgullo de los soberbios turcos : ln verbis suis monstra: placavit. Y sino, decidme, ¿qué podriamos hallar en su con- ducta que “contradixese 4 los admirables designios de Dios , y sirviese de pretexto á los hombres para no ren- dírse á sus palabras* ¿Serian las debilidades de su in- fancia? ¿Pero no: porque apénas llegó nuestro Miguel ( este era el nombre gee: n al Santo en el bautis- mo) apénas, digo , llegó al uso de la razon en Bosco su pátria , quando como otro Abel ofreció 4 Dios las pri- micias de sus pensamientos , y las primeras prepara- ciones de su corazon; y siguiendo con una docilidad y candor admirable los consejos de sus buenos y vir- tuosos padres , apareció tan ficme en la divina gracia, que su inocente presencia era ya como un presagio de su santidad futura. - ¿Serían los desarreglos de-su juventud ? Nada mé- pol señores mios: él como otro Noé se acogió á la arca segura de la religion Dominicana en la tierna edad de catorce años , huyendo de las aguas empon- zoñadas del libertinage es el vicio , ántes de experimen= tar su dexo amargo, ¿Serian el olvido de Dios, y los engaños de un espiritu frivolo y disipado? Tampoco: porque, á la manera de Abrahan que andaba siempre en la presencia de Dios, se propuso en la religion no perder jamas de vista al Señor , y tenerle siempre pre- sente en sus acciones, sus palabras , sus deseos , SUS estudios , su oracion y sus obras. ¿ Qué podria hacerle inepto para los designios de

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