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NE LA ANUNCIACION DE NUESTRA SEÑORA, SC. 123 cieso la paz en la tierra, y atase con nuevas cadenas al principe de los demonios en el infierno: aquel fat, que arruinase al gentilismo., que dispersase á la. sina- goga, y fundase el christianismo: Dixit autem Ma- ria: Ecce Antilla Domini , fiat mibi secendum ver- bum tuum. ¡0 dulcísima Virgen María, virgen en el cuerpo , virgen en el alma , vírgen en tus deseos , en tus propósitos, en tus determinaciones : virgen santa enel cuerpo y en el espíritu, recibid las humildes y afectuosas gracias que tus siervos , tus devotos y tus amados hijos os damos por los inefables beneficios que por tí recibimos de la mano del “Todopoderoso. Alcán- zanos. tambien, Señora , que cobremos un grande aprecio á la celestial virtud de la. pureza, que la mantengamos con :el cuidado mas exácto, que la apartemos de aquellos fatales encuentros en. que se ar- riesga,y no nos expongamos á llorar su pérdida eter- namente irreparable. Y si por desgracia nuestra hu- biesemos manchado aquella vestidura, inmaculada con que nos adornáron en algun dia la gracia yla natura- leza , que la lavemos con lágrimas de verdadero dolor y arrepentimiento, que no confiemos demasiado en nuestras propias fuerzas, sino en los auxilios de Dios, y en la huida de los peligros , para que ya que no os pureza , Os ¡mitemos siquiera en el profundo exemplo | , pel Pr . siquiera | V de -vuestra humildad , que es el asunto de la - SEGUNDA PARTE. Grande virtud es siempre la humildad ; pero lo es muy particularmente en las personas grandes. A todos, dice el Señor , que le imitemos en ser mansos y humildes de corazon : 4 todos manda hacernos peque- ños en nuestra propia estimación , y humildes como los niños , baxo la pena de no entrar en el reyno de los cielos , si no obedeciendo E sus venerables precep- 2

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