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EMS DE LA ÁNUNCIACION DE NUESTRA SEÑORA, SC. 121 nidad tan incomprehensible, y yo ménos que nadie la me -dola los pies), mirad que de vuestro consentimiento está pendiente el cielo y la tierra: el Criador y las criaturas están interesados. en la respuesta : Dios pa- ra hacerse hombre: el hombre para subir á la digni- dad de Dios: el Angel para su alegría : el pecador para su remedio: el justo para lograr su esperanza, y el Demónio para completar su ruina, Dadla, Se- ñora , pues nos importa tanto á todos. No temais, pues Dios. no puede mandar. cosa en que intervenga. pecado. Mas que no le haya, como lo creo y lo su- pongo , nos replicaria la Virgen: sé que sin pecado. vilego; pero ni aun así quiero puedo perder mi privi perderle. ¡O prodigio de honestidad ! ¡O milagro de pureza! ¿Quien habrá entre mis oyentes que no se lle- ne de una saludable confusion al escuchar una resolu-. cion semejante? Discant mulieres propositum pudoris. imitari, Aprended , doncellas , de esta Reyna de las vír-- genes á, estimar el privilegio que os adorna , y que os hace la porcion escogida del rebaño de Jesuchristo, y la mas amable compañía del Cordero de Dios, 4. quien seguis siempre, entonando continuamente can- ticos nuevos y agradables á su limpio y puro cora-= > Al fa, el glorioso Ed Gabriel, al escu- omo 1.