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pe Los DOLORES DE NUESTRA SEÑORA. 111 en la tierra y su eterno premio en el cielo. Ningu- nas almas hubo jamas ni puede haber mas Inocen- tes, mas perfectas , ni mas amadas del Altísimo que las de Jesuchristoy su madre, y ámbas las llenó de amargura, y las hizo beber hasta las heces el cáliz de la tribulacion, aquel cáliz á cuya vista se estremeció el mismo Dios: Transeat 4 me calix ¡s- te. Ambas subiéron al cielo por un camino de es- pinas; pero: ámibas formáron su verdadero «mérito con su «continuo padecer. No ignoreis el mérito de la pasion y muerte de nuestro Redentor y el suyo: ceñid to de su Madre en sus dolores. Humilde , resignada y constante ofrece á Dios en silencio su corazon: retira- da en su casa la estoy viendo de «rodillas con los ves- -tidos teñidos de adorable sangre: sangre que se advier- te hasta en la propia toca de la: cabeza conque le limpió el rostro difunto : sangre que aparece en sus manos por el. conta cto de la corora d e espinas y los clavos sangre que se divisa hasta.en su rostro “por las repetidas veces que le acercó al de su bijo difun- to, quando le tenia en sus brazos: meditando está en la pasion y muerte de su amado; pero entónces recibe Dios un nuevo sacrificio , un nuevo rendimien- pura, y un-nuevo motivo de. ser mas agradable á su Dios: quanto mas dura este tormento, mas se. aumenta su heróico merecer; porque no quiere ni aun por un instante separarse de la divina voluntad : Fiat mibi secundum verbum tuum. Las tristes imágenes: del - calvario todas estaban vivamente estampadas en el co- razon de la Virgen, y su alma las tuvo siempre pre- sentes : siempre estaba viendo 4 su Hijo moribundo, aquel angustiado rostro, aquel sudor frio, la sed cruel, Ja convulsion «mecrtal,: Ja palidez, las amsias, el Je- vantarse el pecho, las últimas “egonias , inclinar la -cateza... Con la misma viveza pasa todo esto:en su re-

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