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"DVA SEGUNDO. 69 siguieron los primeros christianos que vendian volun= tariamente sus bienes «y traian el precio á los Após- toles ¿ vivieridó con “ellos en: una vida comun. Na= da tenian' propio: Omnia hábebant-communia. Los bie- nes decada uno entraban enel cuerpo de la comu- nidad'; iy la cómunidad daba á' cada uno todo lo que habia: menester: Prout cuique opus erat. Si enferma-= ba se lé' asistia cómo enfermo , si tenia salud 'se le atendia 'como'sano :'al que necesitaba dos le daban dos, al que uno uno; y al que quatro “quatro, segun cada uno lo: habia :menester:' Prout cuique opus erat." Esta es la santa pobreza que aconseja el Evange- lio: ésta la que observaron los Apóstoles: ésta la que guardaronlos fieles en los primitivos tiempos del chris- tianismo : ésta la que renovaron los fundadores de las congregaciones religiosas: ésta: la que .aprobó la Igles sia , recomendando en todos los siglos su observan= cia á todos los Religiosos y Religiosas , y ésta final mente es la pobreza que habeis profesado vosotras. Ella consiste esencialmente en estas tres obligaciones: 1? en un desasimiento de corazon de todas las cosas del mun: do: 2* en una privacion actual de todas las cosas suz perfluas : ,3% en una sumision y absoluta dependen= cia “de los superiores en el uso. aun de. las cosas nes cesarias. No me perdais , Señoras, una palabra. Yo os lo suplico en el mombre de Jésus. ' , | Primera. (om _ El desasimiénto “afectivo del corazon dixe en el principio , y vuelvo '4 repetir ahora, es ura obli- gación de todos los christianos para ser discípulos de Jesuchristo. Todos deben considerarse como peregri- nos áusenses de su patria para donde caminan: to- dos como extrangeros que no tienen ciudad perma- nente ni segura , y aunque el mundo los vea mane- jar y disponer los caudales como: verdaderos dueños,
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