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DIA DÉCIMO. 397 do delante del Cielo y contra Dios; y para no experi- mentar los golpes de la divina justicia , procurarán aplacarle en tiempo oportuno con frutos dignos de pe- nitencia : instituto parecido á la escala de Jacob, en cuya cima estaba el Señor , y por cuyos escalones su- bian y baxaban Angeles , esto cs, las almas puras que dirigen á Dios sus oraciones, haciendo subir al Cielo sus humildes y devotas lágrimas , para que baxen 4 enjugarlas las divinas misericordias : instituto seme- jante á un ameno jardin ó paraiso delicioso en que su Divina Magestad tiene flores escogidas y agradables á sus purisimos ojos: la blanca azucena de la pura cas- tidad, el clavel jaspeado de la santa penitencia , la encendida rosa de la caridad , y el recto girasol de la presencia de Dios? Sí, amadas hijas en Jesuchristo, de- beis amar la religion en que habeis entrado , porque en ella se cae mas tarde , se levanta mas pronto , y se experimentan en mayor abundancia los auxilios y gra- cias del Señor. Debeis amarla, considerando lo apre- ciable de la divina gracia , lo precioso de: las virtudes, lo dulce del camino del Cielo, la felicidad de servir á Jesuchristo , los dones que comunica su Divino Espí- ritu , los consuelos espirituales que dispensa á las al- mas fieles, la tranquilidad del corazon, la esperanza cierta de las promesas del Omnipotente , y todas las ventajas de los hijos de Dios. Debeis amarla promo- viendo cón vuestro exemplo lamas exácta observan- cía de sus leyes , y mo descubriendo jamás las debili- dades , fíaquezas y miserias de la comunidad , ni de las. particulares que la componen. Debeis amarla, aprendiendo de una Religiosa el silencio , de otra la modestia edificante; de ésta la caridad con las enfer- mas , de aquella la puntualidad 4 todos los :actos de comunidad : de unas la obediencia , de otras la pobre- za evangélica, y de todas la virtud en que mas bri- llen y sobresalgan , como lo hacia el glorioso San An- tonio Abad , y con cuya práctica llegó á la santidad