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"rro ore a 2. qe DI a o 332 Exencicios ESPIRITUALES. DIA NONO POR LA TARDE MEDITACION PRIMERA Que Dios nos manda amarle para que vivamos. Considera, alma mia, que noes menester dar ra- zon para amar 4 Dios. ¿Porque se hallará alguna ra- zon para. no amarle? ¿Qué causa puede haber para de- xarle de amar un solo punto? ¿Qué ocasion por gran- de que sea, será: bastante poderosa para disminuirte un solo momento de amor? ¿Qué disculpa puede ale- gar el que no le ama? Á la vista de sus soberanas per- fecciones, ¿no está el corazon dando saltos y latidos dentro del pecho por el bien sumo que se le presenta, y cuya posesion se le retarda? ¿No se queja abrasado en divino fuego por la dilacion penosa en que vive, y por la estrecha prision del cuerpo que le detiene? ¿No clama entre suspiros: ay de mí, y quánto se dilata este destierro? Sí, alma mia , todo es verdad. Pero Dios quiere darnos vida, y vida eterna, y por eso nos man- da amarle. Así lo confesaba el amado discípulo quando decia: el que no ama aun está muerto. Esta es la vida eterna, que conozcamos y amemos á Dios, y á su Hijo Jesuchristo. Quiere el Señor que vivamos, y por eso nos manda que le amemos. Quando amamos al mun- do enfermiamos, morimos , y nos manchamos con mu- chos pecados: somos atormentados de muchos é im- pertinentes cuidados, y en grandes baxezas envileci- dos , porque no colocamos nuestro amor en donde de- biamos. Entónces , pues, gozaremos de suma paz quan- do amemos -el sumo bien, que es Dios, y entónces por- que amamos viviremos. Miéntras el alma vive en el

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