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DIA OCTAVO. 289 s» que fácil cosa es pasar á carnal el amor espiritual.” ¿No escuchais la pureza de doctrina de estos hom- bres de Dios ? ¿No ois con qué claridad demuestran que los fregiientes coloquios -y- familiares conversa- ciones entre confesores y. confesadas, en el confesona- rio y, y fuera del. confesonario cmpiezan con-apariencia de' bien, y. acaban én un verdadero mal? ¡ Dios inmor- tal! ¡Vos sabeis. la estrecha prensa del dolor en que ha gemido mi afligido corazon ,al.oir, al ver en nuestros mismos dias las .caidás de, tantos hombres al parecer santos, y de. tantas mugeres que parecian venerables, -los-quales fascinados por sus pasiones y por:el.espítica del error empezaron como los Gálatas por la. virtud y acabaron por el vicio! ¡O peste formidable de-las al- mas ! ¡O enfermedad de todos los siglos! ¿Quándo ve- remos: tu «fin +: Tú empezaste en el primer siglo de la Iglesia- por «los Nicolaitas: seguiste poros: Adami- tas, Priscilianistas , Fraticelos , Beguardos , Beguinos, Waldenses y otros mónstruos de esta clase, y lle- gaste hasta nuestros dias por los .Alumbrados y Mo- linistas. | ¿Hasta quándo, venerables. Religiosas, hemos de vi- vir sin conocer los gravísimos peligros en que precipita á los confesores y confesadas la freqiencia , la familiari- dad, y el demasiado amor de unos con otros? Pero concluyamos ya con las palabras de San Buenaventu- ra que confirman maravillosamente nuestro asunto. “¡Ó quántos, exclama el Santo, ó quántos baxo »la. apariencia de un amor todo espiritual, y para »que los encomendáran .4 Dios, empezaron á £fre- »qiientar el trato de las mugeres virtuosas! Reflexio- »nad:quánta pureza :en la primera intencion | Despues »ya. se siguieron las conversaciones dilatadas hablan= »do unas véces de Dios, y otras del mútuo amor »que se tenian, luego se siguió el mirarse .con afecto »y regalarse algunos donecillos : mirad como. ya Oo

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