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DIA cOcTA vo. 2185 chas que seria largo referir, necesitan no solo el' confe- sor ordinarios sino tambien el extraordinario que man- da el santo concilio de Trento que:se las ofrezca dos ó tres veces al año ; y aun los Sumos Pontífices ban pro- curado la observancia de este saludable deereto cono- ciendo por-la experiencia sus grandes utilidades. En su- ma, venerables Religiosas, convengautos enla necesi- dad del ministro de Jesuchristo , para que: nos absuel- va de nuestros pecados ,:para que nos ilumine , enseñe y dirija por los ocultos caminos. de la vida espiritual, para que nos consuele en nuestras aflicciones, nos sos- tenga en los tiempos de tentacion y de prueba, y nos vaya acompañando con su santa doctrina hasta llegar á la perfeccion del estado monástico.que abrazamos con la gracia del Señor. Pero vivamos advertidos de mo abu- sar de un don de Dios , tan necesario y útil á nuestras almas. Y ésta era puntualmente Mi Segunda parte. Cosas tristes será preciso decir atrora, venerables Religiosas , y que'á la verdad: me tienen traspasado de dolor el corazón; por-eliabuso de la freqiiencia , de la familiaridad, y del amor desordenado entre confe- sores y penitentes; mas' para evitar que vuestra viva imaginacion vaya á buscar objetos á que aplicar «mis palabras, protexto que ninguna será: mia. Hablarán el venerable Palafox , el venerable maestro Abila y el Se- ráfico Doctor San Buenaventura. Ved ahí los tres hom- bres ilustres. en santidad y ciencia, cuya doctrina debe escucharse con la mas profunda veneracion , y practi- carse con la mas exácta puntualidad. *El primero dice así: “ grandes son los riesgos de »nuestra naturaleza, pues así crece el mal: 4 la sombra »de lo bueño*j como pudiera en los brazos de. lo ma- »lo. El agrado, la apacibilidad , la llaneza y efectos ho-

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