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Dra SEXTO. 227 Dios obedeciendo sus preceptos; con el próximo exer- citando las virtudes sociales, y com. nosotros mortifi- cando nuestros apetitos y pasiones. ¡Qué asunto tan precioso! ¡qué útil !, ¡qué necesario! Digamos algo de cada una de estas tres importantisimas verdades, Primera. La divina Escritura nos enseña , que en el princi- pio crió Dios todas las cosas , que las vió todas , y que eran no solo buenas, sino excelentes , exquisitas y grandemente buenas. Entre las mas preciosas que sa- lieron de sus omnipotentes manos fueron Adan y Eva nuestros: primeros padres. Llenos de gracia y de vit= tud en el estado feliz de la inocencia , vivian dulce y pacíficamente: baxo las suaves leyes. de su Criador, mantenian entre sí la mas perfecta armonía, y. nin- guna rebelion experimentaban de sus apetitos y pásio- nes. ¡Paz verdaderamente admirable , que solo podia ser don del Todopoderoso! ¡ Pero ay! ¡Qué corta fué la duracion de aquella felicidad! ¡qué momentánea! Traspasa Evya el precepto del Señor , come la fruta del árbol vedado , tienta y vence á su matido para que tambien la coma; y ved ahí-que experimentan una transformacion asombrosa en sus cuerpos y en sus-al- mas. Escóndense de Dios que los llama. en el paraiso, se culpan mútuamente sienten su desnudez y los fu- nestos- efectos de su pecado, y pierden por él la paz con Dios , con el próximo y consigo mismos. ¿Noad- vertís , venerables Religiosas , como la desobediertcia al precepto del Señor fué la ruina de nuestros prime- ros padres , y la causa de nuestro continuo llanto? No lo dudemos. Si pretendemos mantener. la paz con: Dios es menester arrojar de nuestro corazon el pecado, y todo pecado de qualquiera especie y gravedad que sea. Porque primero se juntará el Cielo con la tierra, y- la luz con las tinieblas que-se una y forme amistad entre Ff2
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