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e A ay e TE MES tm caga 224 Exercicrios EsPIRITUALES. queza y seguridad por sus calles , la paz se dexa ver en sus plazas , reyna en sus palacios, guarda sus puer= tas y domina graciosamente en sus términos : Posyig Fines. tuos pacem. Con solo ésto me pareceria haber desempeñado su- ficientemente mi encargo , pues todos comprehenderian que en una comunidad en que hay verdadera paz, se encuentran todos los bienes. Las Religiosas viven ale- gres, contentas y fervorosas, se aman tiernamente unas a otras, se sirven, se sufren, se tóleran; y aunque son "muchas y de diferentes pueblos y - provincias , de diferente edad , de diferentes genios y crianza, todas se hermanan y tienen uaos mismos sentimientos , así como tienen un mismo hábito , unos mismos exercicios, un mismo convento, unos mismos sacramentos y un mismo Dios. ¡Grande felicidad! ¡Situacion verdade- ramente dichosa! Por el contrario , desterrad la san- ta paz de un convento de Religiosas, -y ¡ay de mi! ve- reis qué espectáculo tan abominable á Dios, á los Án- geles y los hombres. Los pensamientos se transforman en sospechas de la conducta de las hermanas: las pa= labras se cónvierten en murmuraciones , detraccio- nes , calumnias , chismes , testimonios falsos con que se desacreditan y despedazan su reputacion y buen nombre: las obras son atrevimientos indebidos , li- bertades pecaminosas, y tál vez improperios y percu- siones. En una palabra lo dixo San Gerónimo: Los mo- nasterios donde no hay paz, no son monasterios sino infiernos , y las Religiosas no son Religiosas sino dia- blos. ¡Terrible expresion, Señoras , de un Santo tan ins- truido en la vida monástica! Monasteria sunt tartara, es habitatores sunt diaboli. Me persuado á que habreis entendido que vengo á ha- blaros de la paz, pues he manifestado en breve los bie- nes que produce, y los males que por no tenerla resul- tan. Así es, Señoras. La paz es el asunto de esta plá- tica, y el Señor Dios que en las santas Escrituras se

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