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222 Exercicios ESPIRITUALES. dores : todos usaban de las cosas del mundo, pero no le servian , no esclavizaban su corazon al pesado yugo de las riquezas del mundo. Ésto se prohibe por el Evan- gelio, aquello no. Dificil es, yo lo confieso , esta su- perioridad del espíritu entre las proporciones freqiien- tes que presentan los bienes del mundo para la satis- faccion de las pasiones: per eso, alma mia, es el parti- .do mas seguro haberlo todo renunciado por Jesuchris- to. ¿Pero lo has hecho de corazon y en verdad delante de Dios? ¿Le amas solo á. este Señor, ó hay todavía muchos ídolos que derribar en tu alma? ¡Quánto ape- go á la nada de las pequeñas cosas , cuyo uso se te ha permitido ! ¡quánta resistencia del natural para vivir en la negacion de tí misma! ¡quánta indocilidad pa- ra obedecer á los mandatos de los superiores! ¡quán- ta tenacidad en sostener el dictámen propio! ¡quán- tos deseos importunos de saber lo que nada importa! ¡quántos resentimientos por no salir con nuestros ca- prichos ! ¡quántos::: pero jay de mí! ¡qué ciega y en- gañada he vivido! Pensaba que amaba á Dios, y que á solo Dios amaba , y ahora veo con la luz del Cielo que conservaba en mi alma una extraña multitud de diosecillos, que arrastraban mi voluntad. Quiero , Dios mio, arrojarlos todos del templo. de mi alma. Quiero levantar en ella un solo altar 4 vuestra Magestad ado- rable , únicamente digna de mi amor. Quiero: :: ¡Pero ay! si Vos no haceis con vuestra gracia eficaces mis resoluciones , ¿de qué podrán servirme mis deseos * Ha- cedlo, Dios: Omnipotente y santo, para gloria vuestra y mi propia santificacion.

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