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Dia SEXTO. 69 han escrito acertadamente , esas son las fuentes de la ciencia sacerdotal: de ellas la hemos de recibir; y to- do lo que 'es apartarnos de estos 'manantiales- puros» será extraviarnos del camino de la verdad, será caer -en eberror; huir de la luz , y sumergirnos en la obs» cutidad de la mas fea y mas vergonzosa ignorancia. No pretendo que todo Sacerdote, por pobre que sea, se ha de formar una copiosa y selecta biblioteca. Co- nozco la penuria de nuestros tiempos , veo la pobre» za de muchos: ministros del Señor, y me compadezco de su triste situacion; pero no hay alguno tan necesi- tado que no pueda tomar algunas sumas de teología moral; de autores bien 'acreditados pof la solidez de sus puras doctrinas, y el' acierto de sus resoluciones ; fundadas en la Escritura, los Cánones y los Santos Padres : autores que recopilaron con admirable tino lo mas precioso ,:lo “mas útil, lo mas necesario de quanto 'contienen los santos libros y las decisiones de la Iglesia. ¡Que teologías christianas hay tan excelen- tes! ¡Qué catecismos tan puros! ¡Qué tratados mís- ticos tan preciosos ! Seguramente yo injuriaria 4 vuestra sabiduría en señalarlos determinadamente.” Vosotros, mis venerables señores Sacerdotes, los co- noceis muy bien , y los habeis estudiado mejor que yo. Para hacerse con.algunos de estoslibros no se nes cesita mucho dinero.. Mas se necesita para fomentar