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46 Exercicios EsPrrITUALES. ¿Llega á tanto nuestra desventura que no solo omi- timos esta esencialísima obligacion, sino que pasa. mos á motejar de ridículos á los que la practican ?.., ¿Hemos llegado hasta el exceso de retraer alguna al- ma del camino de la oracion ?... ¿Hemos negado la instruccion que “sobre este asunto nos pedia” algun penitente, aparentando frívolas ocupaciones?... ¿Le hemos acaso dirigido por erradas sendas, enseñán< dole quietudes pecaminosas y máximas opuestas al Evangelio?... ¿Estamos firmemente persuadidos á que muestra'oracion ha de ser constante , sín volver.atras por las arideces del espíritu, tentaciones del demo- nio, y contrariedad de las criaturas?... ¿Qué ha de ser humilde como-la del Publicano, y no comó la del Fariseo-soberbio y presuntuoso?... ¿Que ha de estar acompañada de la fe y esperanza, creyendo firme- mente que Dios puede y quiere favorecernos, y es- perando en su misericordia que nos favorecerá?.. ¿Es- tamos persuadidos que á la fe y esperanza las ha de acompañar la caridad , para que nuestra oracion sea fructuosa , viva y fervorosa ?... ¿Qué nos dice á esto nuestra conciencia ?... ¿Nos reprehende acaso por ha- ber sido en pecado nuestra oracion?... ¿Por haber si- do una oracion tibia, soñolienta , descuidada ?... ¿Una oracion sin método, órden ni continuacion?... ¡Ay de nosotros ! El poco aprovechamiento espiritual des-

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