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PLÁTICA ÚLTIMA, 409 Pensemos seriamentelo que dexamos dicho de la eminente dignidad de nuestro Sacerdocio, de la gran- de santidad que exige, de sus muchas ocupaciones y pesadísimos cargos , y este conocimiento nos condu- cirá , no solo á separarnos del mal que ordinariamen» te acompaña á-los juegos , sino tambien de la ilicitud de muchas negociaciones: Diverte a malo. Ya hemos hablado en estos santos Exercicios de aquellas negociaciones lucrativas de que nos sepa= ran las santas leyes.d e la Iglesia (1): negociaciones que han hecho injustamente ricos á no pocos Cléri- gos que habian nacido. en la indigencia y la miseria, de cuya compañía encargaba San Gerónimo 4 Ne- pociano se apartase como. de una peste : Negotiato- rem Clericum , et :ex inope divitem , quasi quandam pestem fuge. No.€s menester que volvamos á tratar de ellas, sinó amonestar que tengamos presente esta yerdad evangélica: que no podemos servir 4 un tiem- ¡dosiseñores , á Dios y. al dinero ;- y que nin- guno que de verdad se destina al servicio del $e- ñor se mezcla en los negocios “seculares , ni se de- xa dominar de la avaricia. Huyamos de ella , vene- rables Sacerdotes, como de una peste , y apartémo- (1) Concil. gener. Later. rv. Can. xv. De vita et honest. Cleric. Tom. IT. FÉ