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Dra DEcImo. 395 te con sinceridad , predicaste con fruto, administras- te fielmente los sacramentos? ¿Te vestiste con decen- cia , te alimentaste con frugalidad , oraste con devo- cion , procuraste ganar almas para el cielo ? Redde rationem ; dame cuenta de tantos sacrilegios cometi- dos , de tantos escándalos dados , de tantas almas perdidas. ¡O qué horror! ¡O qué espanto! ¡O qué formidable turbacion oprimirá al alma de un Sacer- dote pecador en la hora de la muerte ! Podrá ser, se- ñores, que sin embargo de estas verdades eternas ha- yais visto con exterior tranquilidad en la muerte al- gun Sacerdote de mala vida, Podrá ser que los ha yais visto arrostrar con serenidad los amargos tragos de aquel último momento; pero ¡ay! que esta tranquili- dad aparente no es una verdadera paz ; no. es. la paz de los justos , dice el padre San Agustin , que provie- ne de la gracia de Dios, de la segura esperanza en las promesas de Dios, de la verdadera union con su Dios; es. una formidable dureza de su corazon , €s una es- pantosa ceguedad desu espíritu , es una incredulidad práctica ,es morir en la impenitencia final: se apagó la luz de la fe, quedó su espíritu en tinieblas, ef ecce ¿a pace amaritudo sua amarissima: miseria inexplica- ble , que le va á colocar despues de aquel instante en los braseros eternos. Ddd 2

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