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. Dra pEcIimMO, 313 hoy baxa en persona el mismo amor al mundo : hoy desciende el Espíritu Santo, y llena, inunda y abrasa con el fuego de eterno, infinito y excesivo amor el corazon del hombre. ¡Gran Dios! ¡Qué ilimitado é in» menso es vuestro amor! Ob extasim exuberantis amo- ris! diré yo con Santo Tomas de Villanueva. OL fer- ventissime charitatis excessum ! ¡O amor grande, amor infinito, amor excesivo de mi Dios! ¿Quién es el hombre, que tanto le amais? ¿Quién sois Vos, que tanto amais al hombre ? ¿No es el hombre un vil gusano, un saco. de inmundicia , un poco de pol- vo, y nada? ¿No es el hombre un ingrato, rebel- de y desconocido? ¿No es el hombre quien pisa vuestra ley , quebranta vuestros mandamientos, des- precia vuestros avisos , se rie de vuestras amenazas, y se empeora con vuestros castigos? ¿Pues qué amais, Dios mio, en el hombre? Vos, que no teneis nece- sidad alguna del hombre: Vos, que sois infinita- mente perfecto en todas las perfecciones : Vos, que teneis cielo en que gozaros, Angeles con quienes com- placeros, y que: podeis criar millones de criaturas que perpetuamente os alaben, fielmente os sirvan, y erdientemente os amen, ¿para qué mais tanto al hombre? ¡Ay , alma! oye estas palabras de San Pe- dro Chrisólogo, y grábalas eternamente en tu me- moria; Sic amare voluit , qui voluit amarí. Na por Lom, IT, Rr

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