BCCPAM000538-4-09000000000000

374 Exenercios EspIRITUALES. fieso (así hablaRouseau en su Emilio ) que la mages- tad de las Escrituras me sorprehende, y la santidad del Evangelio me babla al corazon. Leo los libros de los filósofos con toda la fuerza de sus argumentos: leo los escritos de los oradores con toda la pomposa eru- dicion de sus periodos; ¡ pero qué débiles me parecen al lado del Evangelio! ¿Dónde hallaremos un líbro tan sublime en sus verdades ,:y tan sencillo en sus ex- presiones? ¿Podrá ser obra de algun hombre? No: él es obra de Dios. ¿Podremos figurarnos que aquel cuya historia nos describe , no sea mas que un puro hombre? ¿Un entusiasta ? ¿Un sectario ambicioso? ¿Un impostor maligno? No podemos formar una idea semejante ; porque la suavidad, la dulzura y la pu- reza de sus costumbres lo contradice. ¡Qué gracia en sus instrucciones! ¡Que elevacion.en sus máximas! ¡Qué profunda sabiduría en sus discursos! ¡Qué pre- sencia de espíritu! ¡Qué.justicia en sus respuestas! Yo veo una sublimidad en el Evangelio sin que nadie me la asegure; y al leer esta obra divina que tengo en las manos, es menester decidirse á su favor.” A da verdad , venerables Sacerdotes , este testimonio de un hombre cuyos escritos han sido demasiado perjudiciales al Estado y:4 la Iglesia:, es muy ilus- tre, y contribuye no poco á conciliarnos la justa yeneracion y respeto que nos merece el Evangelio,

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz