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DIA OCTAVO. 153 cupiscencias malas. En el Evangelio vemos cumpli- dos los vaticinios y verificados los oráculos de los Profetas , que tantos siglos ántes nos habian hablado de la venida al mundo de nuestro Redentor , de su “vida, su pasion , su muerte y su resurreccion. En el Evangelio vemos la historia de un hombre Dios , de un Dios humanado , humillado, abatido , castigado injustamente , alevosa y cruelmente muerto por su pueblo, por cuya salud eterna moria. Esta histo- ria divina se publicó á presencia de los mismos tes- tigos que vieron sus milagros, que oyeron su doctri- na que concurrieron á su muerte ó presenciaron sus tormentos. ¿Y podrá de algun modo dudarse de su autenticidad? ¿Negar sus hechos? ¿O hallar errores en su doctrina? No, mis venerables Sacerdotes : se publica el Evangelio, y doblan su cerviz en obsequio de sus verdades los poderosos, los sabios, ylos mayo- res enemigos, que á fuerza de tormentos pretendian aniquilarle. Este divino Evangelio contiene la ley de gracia que fixa nuestro entendimiento con verdades eternas, y regula muestro corazon con preceptos y consejos santos. AÁrranquemos dela boca de uno de los mayores libertinos de nuestros dias la confesion mas ilustre de esta verdad. Ciertamente , venerables pa» dres y señores mios, los elogios de un hombre seme» jante no pueden ser exágerados ni sospechosos. “Gon

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