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A 60 ¿5 SERMON HT. Escritura nos presenta en David , en Ezequías, Ma- nasés, San Pedro y otros, todos nos los representa ane- gados en lágrimas. No son esenciales para la conver- sion, pero no dareis un penitente verdaderamente ar- repentido sin ellas. ¿ Y vuestras lágrimas , amados mios, despues de tantos pecadós, quése han hecho? Voso- tros llorais inconsolables un disgusto que se os dé, un pleyto injusto que os pongan, la pérdida de vuestra hacienda, la falta de un protector que os favorecia. Brotan vuestros ojos torrentes de lágrimas con la muer:- te de un hijo, de un padre, de una madre, de una esposa , de un marido, y tal vez de un cómplice in- fame de vuestros desórdenes. Pasais los dias y las no» ches con el mas triste llanto por las pérdidas de la tierra ; ¿y no encontrais una lágrima para llorar la F ér= dida de vuestra inocencia, la muerte de vuestra alma, - la esclavitud del demonio, y la enemistad de Dios ? -Quedais hechos por el pecado el horror del cielo , el oprobrio de la tierra , y la presa del infierno; ¿y quan- piros, y de vuestros ojos las mas perennes lágrimas, se os ve serenos , tranquilos, y con unos corazones em- er Mala señal, Ss adopes de: mi alma, mala See y el exceso de vuestra iniquidad : es- to el colmo de vuestros crimenes , haber pecado, y no llorar vosotros , que llorais cada dia muchas otras “cosas tan poco dignas de vuestras lágrimas: Ecce pe- jora adbuc peccati vulnera”: ecce majora delicta, de- liquisse , nec delicta flere (a). Estas justas reflexiones nos hacen hoy las lágrimas de Mag lalena. Peró su pe- pe pase adelante á reparar coa un santo feryor os daños que ha ocasionado el ¿as (a) Su Cyprianusy apo Seg. 2 (> Can

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