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376 + SerMON XVI. alabanzas : donde los Patriarcas le veneran , lós Pro fetas le alaban, los Apóstoles le magnifican-, los Már- tires le bendicen , los Confesores , las viudas y demas Santos y bienaventurados Espíritus entonan aquel tri- sagio soberano: Santo, Santo, Santo , Dios y Señor de los exércitos, llenos estan los cielos y la tierra de la magestad y grandeza de vuestra gloria , es la que ofrece á vosotros: por premio y corona de justicia, como á los Santos: Ego protector tuus sum , et mer- ces tua magna nimis (a). En esta felicidad soberana es en la que ellos pusiéron los ojos, y 4 su vista lo de- Xáron todo, lo abandonáron todo , lo sacrificáron to- do :.unos , por no perderla , se escondian en los de- siertos; asombrando desde ellos al mundo con sus es- pantosas penitencias: otros entregaban sus cuerpos- á las bestias mas feroces , á las mas cortantes espadas, y á las hogueras mas encendidas : se refugiaban otros á los monasterios para librarse del contagioso ambien- te del mundo : otros sabian hacer de sus casas mo- nasterios , cavernas' y soledades, donde viviendo. pa- ra solo ;Dios- , eran desconocidos - del siglo. Y otros, finalmente , en medio'del mundo, rodeados de em- pleos , negocios y cargos superiores , supiéron pen= sar , hablar y obrar de modo que se hiciéron merece- dores de aqueb eterno slescanso, Susie sabian que la glo- ria es corona de justicia , debida al: mérito-de cada uno: no á la nobleza de su nacimiento, 1 4 la rilantéz de su fortuna, no á la distincion de sus empleos, no á la gran- deza de los. talentos , sino 4 la santidad. Para conse- guirla venciéron todas las dificultades, valiéndose de los medios que les presentaba el Señor;y mirando al pre- mio, llegáron. 4 ser santos. ¿Por qué vosotros no ha- ceis lo mismo? ¿Esperais acaso de los hombres vues- «tra felicidad ? ¡Qué error! ¡Qué desacierto! ¡Qué lo- (a) Genes. C., XVs Vs: Lo >

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