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De La MisEnICOn aja DE Dios, 11 SEGUNDA PARTE, Un pecador que por. una: larga serie de añosads domesticado con la' culpa, quanto mas.se empeña en saciar su desenfrenada concupiscencia , tanto mas se aparta de Dios, que es el único , el sumo y verdade- ro bien , y se convierte á las criaturas frágiles , cor- ruptibles y miserables. El , multiplicando sus llega como 4 embrutecerse ; y no pensar en su alma, que tiene muerta por la culpa , ni en el cielo, de e dese ha desterrado por sus pecados, ni en Dios , quien tiene infamemente ofendido y perdido. Al Hon le A: misericordia en estado tan pésimo y abo- mil ¿qué ¡artificios no a po 2958 aprgncacia del Mecia 'a que le socorran; stro buen Dios llama 1 de un corazon obs- tinado , y siaA su amor las freqiientes repulsas que experimenta , insta y persevera llamando , hasta que por medio de una conversion sincera le dan. entra- da en el alma: Ecce sto. ad ostiun ¡eb pulso (a). Mi- “rad , dice el Señor , yo estoy á la puerta de vuestro corazon , y llamo de mil maneras, tan diferentes co- mo prodigiosas : si escucháseis mi. voz, y abriéseis la puerta , entraré á vosotros , y habitaré.en vuestra com- —pañía. Yo os llamo, unas veces como Rey «magnífico y poderoso, presentando á vuestro espíritu » yalas ri- quezas de mi gloria , las delicias de quee , las gran- dio de estos beneficios infinitos á la | preceptos y yá la execucion de mis mandatós , ya los ho! (a) Apocal, c C. IM. V+ 20,4 Pp! | D 8 25 B2

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