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Da La MISERICORDIA DE Dios. 9 nifestado grande con nosotros , esperándonos á peni- tencia. Sí seins Misericordie Domini, ce non su- mus co Y bien, ainados mios , ¿seguiremos en adelante con la misma vida que hasta aquí? ¿Pasaremos los años con ela espantosa circulacion de pecados y malas con- : pecar y confesar , confesar, y vuelta á pe» car? ; Seguireis abusando de la misericordia del Señor, y haciendo servir sus mismos dones á vuestras iniqui- dades (a)? ¿Abusando de la salud para las torpezas, de la riqueza para las glotonerías , del poder para aba- - tic los pobres, de la sabiduría para engañar los sen- cillos , del empleo. para las injusticias , y del carácter pa yá <p de las cosas sagradas? ¿Seremos ¡ces q pde con las obras : Expecta, reex- pecta | | espe todavía: mas , pues ahé ra a dos de mi alma, no así : los sale dables ra al 's de vuestra conciencia, AROS, con que escuchais Ss | o de vuestro mis- mo corazon , es un o secreto pero eloqiente, con que Dios os habla : no os hagais sordos 4 sus vo- ces. Sí señores. Dios os habla como á Jerusalen por sus Profetas : Tu autem fornicata es cum amatoribus qupeto tamen revertere:::et ego suscipiam ES Pa 464 Alma infiel , tú me has faltado á la fe que me te- nias jurada, te has apartado de mí por entregarte al mundo , has preferido á las dulzuras santas de mi ley las alegrías pecaminosas del siglo: ya experimentas que te abandonan , y se convierten en amarguras : yo debia tambien mudarme para tí, y abandonarte; pe- ro vuelve 4 mí que aun te espero, y quiero recibirte; Tamen ecoidediá ego suscipiam te. - (a) Servira me fecisti in peccatis tuis. Isa: c."x1m. v. 24» (b) 1sai. c. xxvm v. 10, (c) Jerem.c, 11. Y, 1. TOM. II, B ra mic 2uvseajo:den: que 2 0d