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PS CoxTRA La CURIOSIDAD. 329 “ran respectoá las manufacturas del reyno : si vistie- ran siempre un trage nacional, aun quando le varia- ran con freqiiencia, seria el daño menor ; porque al fia ellas obrarian mal en gastar mas de lo que corres- pónde á su clase, en traerá sus pobres maridos abar- rancados , llenos de deudas con los comerciantes , los -sastres , los maestros de coches, los joyeros y otros artistas; pero circularia el dinero dentro de nuestras provincias, y la masa de nuestros caudales no se ex- traeria á los paises extrangeros; mas sus .vanos cd- prichos, y su perjudicial curiosidad , les hace despreciar los géneros nacionales , indagar , buscar y apetecer con ansia los extrangeros, aunque sean de inferior cla- se y de ménos duracion, pero no de menor coste; y de aquí se originan unos males irremediables. Las jus- tísimas prov s tomadas por nuestro sabio gobier- no para la prosperidad del reyno quedan .enervadas: el extrangero se enriquece con nuestros mismos cauda- les: con ellos nos acomete en tiempo de guerra , con ellos nos extenúa en tiempo de paz; y nuestras fábri- cas , debilitadas por falta de consumo , vienen á per- derse enteramente, quedándonos nosotros en- la clase de unos pobres mendigos , quese proveen de lo que los extrangeros nos suministran... =- No se terminan aquí los daños de la curiosidad: ella nos conduce á las mesas del juego , para ver la destreza de los concurrentes ; y alargando .d $ OS . a EI sp mos, como ellos, con frescura l s divinas y leyes , exponiendo nuestros: haberes , que deberiamos reservar para colocacion de los hijos , para cultivo de las haciendas , para la satisfaccion de las deudas atra- sadas y socorro de los pobres, al vuelco de un dado, á la suerte-de una carta , perdiendo en una hora el fru- to de muchos años. La curiosidad nos hace presentes en las concurrencias de toda clase de gentes; y mo- TOM, Il, E

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