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CONTRA La CURIOSIDAD. 3917 riosidad nos eleva con una temeraria presuncion á bus- car lo que supera nuestros alcances,y ella misma nos abate 4: inquirir.con imprudencia las:cosas inferiores á nosotros; 'que.no merecen nuestra «atencion; La curiosi- dad. es: un: obstáculo4 nuestra fe, y es un escollo á nuestras buenas costumbres. ¡Quién lo creyera! Pero jah! que el Espíritu Santo dixo con muchísima razon por boca de Jeremías: Et tu queris tibi grandia? Nolli querere. Tú andas buscando cón una vana curiosidad muchas cosas grandes: no las busques. ¿Por qué? Por ser esta vana: curiosidad muy perjudicial á tu fe y á tus buenas costumbres. Es perjudicial á la fe: yo lo de- ¡mostraré en la primera parte. Es perniciosa á tus bue- nas costumbres: yo lo haré ver en la segunda parte. Vos Señor y- altísimo, que penetrais los co- razo nes de los hombres, y mirais quanto les perjudica este desórden, haced entender á mis oyentes el cuida- do que deben poner. cada uno ensu propia salvacion, sin tomar parte en estos vanos y perniciosos pensamien- po Esta es la a pes os suplico por la intercesion Muestra purísima Madre, con cuyo patrociniovo' Prapañero 23 natos >etisllen : afaoab Ia y Es 1 E 16H. 1 ] ! PRIMERA PART E. SOSA AAA La A UDI 3 a? > se el a Ad ne des a A a * A e 3 SS las cosas. Quando vengo 4 hablar contra la- curiosidad , no habeis de entender por tal aquel natural deseo que todos tenemos 4 Cad tds de inquirir y saber:lo que ignoramos. Este es el funda. mento de todas las rtes, de todas las ciencias, y aun de todas las felicidades. Si se.acabara en los hombres esta buena curiosidad se verian desiertas las universi- dades, sin uso los libros, ociosas las prensas , desaten- didos los oficios necesarios-4-la vida y comodidad de A P

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