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SOBRE EL NÚMERO DE DIAS , Sc. gu te él continuaba su camino arrebatado de su furofy ven- ganza ; y al tiempo mismo que él daba mas priesa _pa- ra llegar quanto ántes á su destino, cae precipitado de su carro, se le descoyuntan los huesos, y queda pos- trado en tierra sin movimiento. He aquí aquel hombre soberbio , que se figuraba poco ántes con poder pa- ra domar las olas del mar, para trastornar los mon- tes, y subir hasta las estrellas : vedle ya como sus soldados le llevan en unas angarillas como un monton de estiércol , humillado por la mano del Omnipotente: miradle como se le pudren las carnes, como manan de la corrupcion enxambres de gusanos, y como to- do el exército se siente incomodado con el pestilen- cial hedor que brotaba de su cuerpo : miradle como él mismo no podía ya sufrirse , ni tolerar su mal olor, ni aguantar los dolores intensísimos que po | se acrecentaban : miradle finalmente corregido con es- ta plaga divina , como entra en el conocimiento de sí mismo, reconoce la infinita distancia que hay de la criatura al Criador : promete tratar bien4 los judíos de Jerusalen , restituyéndoles quanto: les habia roba= do en otra ocasion de su ciudad y su templo : ador= rle con nuevos vasos de oro. y plata , enriquecién= dole con preciosos dones , haciéndose él mismo del pue= blo judaico , que era entónces el pueblo del verdade- ro Dios; y por último , determinándose á salir por todos los pueblos predicando á voces la: emni de Dios. ¿No veis , amados mios , qué siciones tan- admirables? ¿Sin embargo , qué dice la santa Escri- tura? ¡O Dios, terrible en tus juicios ¿ y formidable. en tus decretos! Orabat autem «bic scelestus Dominum; a quo non esset misericordiam consecuturus (a). Clama- ba á Dios, dice la santa Escritura : oraba 4 Dios es- te malvado, de quien no habia de alcanzar misericor=- (a) Libr. 11. Machab. c. 1x. y. 13.

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