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274 Serion XI, infierno y de los terribles juicios de Dios , que á' pe- sar vuestro se hizo sentir de vosotros en medio de aquel honroso puesto á que ascendisteis , de aquella impureza á que os abandonasteis, y de aquella venganza que con- isteis , ¿no es una voz bien sonora , que os está pre- icando continuamente , que no estaís en el mundo sino para la felicidad eterna ? Sin duda alguna. Quedemos pues en esto, amados mios : que todas las cosas de la tierra, usando bien de ellas, no tienen , ni deben tener otro carácter que el de puros medios para conse- guir nuestro fin. Sí, señores. No estamos en el mundo precisamente para conseguir aquel empleo , para subir á aquella dignidad , para entregarse á las diversiones del siglo , para dexarse arrastrar de los deleytes de la carne, ni para adquirir fama por algun medio que no sea el de la virtud. No hemos sido criados para estas cosas, sino para salvarnos. Sin los bienes del mundo, por preciosos y necesarios que parezcan , se puede el “hombre pasar; ¿pero cómo se.podrá pasar sin la vida. eterna, que es su fin? Un pobre desnudo de todos los bienes, olvidado de todos, abandonado de todos, y arrojado, como Job ,en un muladar, si se salva, es un objeto agradable á toda la inmensidad de Dios, es un hombre feliz por toda la eternidad , y no tiene ne- cesidad de otra cosa por los siglos de los sj siglos. Nia- g ta le harán las « - elno haber cur- sado las universidades, ninguna no haber viajado rey= nos , fundado mayorazgos , obtenido empleos , ganado batallas , conquistado reynos , ni hecho famoso su nom. bre por las armas ó las letras. Por el contrario un rico afortunado , elevado al mayor auge de la felicidad tem- poral , respetado y aplaudido de todos , si se condena es un hombre infeliz y desventurado para siempre. ¿Qué les aprovechó , decidme , á aquellos hombres grandes de los pasados siglos , aquellos héroes que llenáron el mundo de la fama de sus acciones; qué les aprovechó,

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