BCCPAM000538-3-16000000000000

198 | SerMON IX. lir de su-languidez, por adelantarse en el camino de Dios , dirigen todas las palabras del ministro de Jesu- christo á otras personas , sin reservarse cosa alguna para sí, hacen al fia de: la mision una confesion de ceremonia, porque así lo hacen los demas , porque no lo noten , no porque crean: tienen necesidad de ella; y despues de todo.se quedan envueltos en sus malos hábitos , y con todos sus defectos en el alma: De te- pidis autem omiino non vidimus. Oxalá , oxalá, dice el Señor, fuerais fervorosos ó fuerais' frios3' pero p que sois unos tibios, esto es , ni buenos ni malos, mé provocais 4 náusea , me obligais 4 que os abandone, y me aparte para siempre de vosotros: Utinam frigidus -esses , aut calidus; sed quia tepidas es , incipiam te evomere ex ore meo. ¿A quién, ó gran Dios, se dirigen unas- palabras tan espantosas? A tantos y tantas de mi auditorio, que como árboles infructuosos plantados en el jardin del nl no id mas fruto que hojas , y se nen con. ofpo det óleo santo de buenas obras , para quando las llame el Señor, exponiéndose á quedar ex- o lio siem re de su a ta á jade mente el precioso tiempo de la min, y en el momen- to triste de la muerte atados de pies y manos son ar- rojados por irrevocable sentencia en las tinieblas ex- teriores , como dice el Evangelio. ¿Qué remedio pues, para una enfermedad tan perjudicial «y tan maligna? Yo no encuentro otro sino arrojar al momento de nues- tras almas un veneno tan mortal, pero tan traidory disimulado , y revestirnos despues “de un: nuevo espí- ritu para dedicarnos al cumplimiento de nuestras obli- gaciones con un maravilloso fervor : concebir un gran-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz