BCCPAM000538-3-16000000000000

186 + SermoN VIII. á la primera ocasion saltaba el genio, y mé manifes- taba soberbio. Queria triunfar de la pereza sin yencer primero mi genio amigo de las propias comodidades del cuerpo, y tratando de cuidarme demasiado, me quedaba siempre perezoso. ¡Válgame vuestra gracia, omnipotente Dios mio! ¿Cómo-era yo tan necio, que pretendia cumplir las obligaciones de mi estado sin vio- lentarme , las obligaciones de la sociedad civil sin ven cerme , y las obligaciones del christianismo sin hacer- me fuerza? ¿Cómo queria mantener la verdadera paz con mis próximos , juzgando iniquan acciones, teniendo por vicios sus virtudes , y no sufriendo con paciencia sus debilidades? Ya gracias á vuestra mise- ricordia me lo habeis dado hoy á conocer. Pero Dios mio, ¿de qué me sirve conocerlo, si no me resuelvo á practicarlo? Mayor será mi condenacion sin duda alguna, pues ya no peco de ignorancia “sino de pura malicia. ¿ Es posible que yo confiese esta verdad, y no muera de dolor?PA yo puedo carecer de la her» “no conocer 1 a Ms . Ami y Sí, alma mía , mc temerE o por 1no juze gar con equidad , manejar con caridad , y sufrir con gara elpS de tus ic Resolvámonos pues y de esta suerte , este Abe Relesior: que no quiere - la muerte del pecador, sino que se arrepienta y viva, nos perdonará nuestros pecados, si contritos le deci- mos con todo el corazon : Señor mio Fesucbristo, Be. -. y

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz