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166 Sermon VIUL - + nuestras propias pasiones, todo se pretende santificar con el genio de nuestros próximos, y con nuestro ge» nio propio. Lo mismo sucede en la omision de todas las obras buenas. El genio bullicioso tiene la culpa, decis, de no hallar quietud en la oracion : el genio corto y vergonzoso de no exercitarse en las obras de misericordia ; y el genio satírico de nuestros próximos, de que no fregiientemos los Sacramentos. Pues , chris- tianos mios muy amados, yo voy con el Apóstol San Pablo á hablaros en esta tarde de una materia tan importante, y 4 deciros cómo habeis de. portaros con | el genio de vuestros próximos, sufriendo con paciencia sus flaquezas y debilidades: Debemus nos imbecillita= tes infirmorum sustinere. Y esto demostraremos en la primera parte: reservando para la segunda el instrui- ros cómo debeis portaros con vuestro genio, conocien» do sus inclinaciones, y venciéndolas valerosamente, sin adularse cada uno á sí mismo , como decia San pa alo: Et non nobis placere. . Pero ántes de caplicaros estas calas es muy ne- Pre ios porque Je ol rte será lo que despues tengo que deciros. El. genio pues, que porotro nombre se llama el humor, el natural , el Puede esta A iorcion a sere my ,y dese er Se- rá natural, quando no han precedido actos para for- marla; y será adquirida, quando ha pasado á hábito, repitiéndose los actos de la misma voluntad ; y entóne ces forma en ella una virtud Ó un vicio , segun que nos lleva al bien, ó conduce al mal. Esta propension 6 inclinacion de la voluntad , sea natural:ó adquirida, tiene principio en el temperamento de los humores na> turales, de que el cuerpo humano está compuesto, y de cuyas qualidades participa. Por eso dixe ántes que

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